El diseño que prescinde de ángulos rectos ayuda a la interrelación entre los edificios y a la integración con el entorno.
En palabras de Martín Bodas, “no sólo usamos las curvas como el envolvente, sino que las curvas no se repiten, sino que van tomando una suerte de esculpido del edificio, como si lo hubiésemos dibujado a mano, entonces hay balcones que se extienden, balcones que se retrancan, y forma parte de lo que estamos buscando, de la experiencia del que lo puede mirar y del que está viviendo”.